Fernández Mañueco considera que Puigdemont es “una caricatura de él mismo” y tacha de «esperpéntica” su actuación

El presidente del PPCyL pide “respeto absoluto a las decisiones de los tribunales de Justicia” y asegura que el Partido Popular “va a trabajar por recuperar la convivencia de la sociedad en Cataluña”

El presidente del Partido Popular de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, consideró hoy que el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, es “el pasado y una caricatura de él mismo” y que está adoptando “una posición esperpéntica que pone de manifiesto que está en una huida hacia adelante” tras su marcha a Bruselas.

En declaraciones a los medios en Salamanca, Fernández Mañueco aseguró además que el Partido Popular “va a trabajar siempre por recuperar la convivencia de la sociedad en Cataluña y en España”, así como “la normalidad en el ámbito económico, que es fundamental”. También consideró “fundamental” a Cataluña “para seguir creciendo y seguir creando empleo” en el conjunto del Estado.

Consideró, no obstante, que el proceso vivido en Cataluña es “el mayor ataque que ha sufrido la democracia española”, aunque haya servido para que los ciudadanos se sientan «orgullosos de pertenecer a la nación española y manifestarlo, desde el respeto a la pluralidad y a otras opciones”.

También afirmó en ese sentido que “el Partido Popular ha sido un factor de estabilidad y equilibrio” y destacó “la labor de los poderes del Estado y, muy concretamente, del Gobierno de España y de Mariano Rajoy, que ha sabido actuar con firmeza, prudencia y claridad, desde la unidad de las fuerzas constitucionalistas, tan fundamental en este sentido”.

Y es que para Fernández Mañueco “hay que hacer un reconocimiento a personas, medios y fuerzas políticas que, desde la discrepancia en el día a día con el Partido Popular, han entendido que esto era algo que nos debía unir a todos y en lo que todos nos debíamos sentir representados”.

Por último, el presidente del Partido Popular de Castilla y León pidió “respeto absoluto a los poderes del Estado y, más concretamente, al poder judicial y a las decisiones de los tribunales de Justicia”, puesto que “la mayor garantía que tenemos de que vivimos en un Estado de Derecho es el respeto absoluto, nos gusten o no, a las decisiones de los tribunales de Justicia”.