Las Cortes vuelven a pedir el anterior régimen jurídico en la gestión del lobo al sur del Duero porque tiene un buen estado de conservación

El PP lamenta el cambio “tan radical” del Gobierno central en el tema frente a la buena actuación al norte del Duero por parte de la Junta

Las Cortes de Castilla y León volvieron hoy a pedir la vuelta del régimen jurídico previo en la gestión del lobo al sur del río Duero tras asegurar, tal y como recogió la Proposición No de Ley (PNL) presentada por el Partido Popular, que la especie está en buen estado de conservación. Con el voto a favor de toda la Cámara y solo la abstención de PSOE y Podemos, el Parlamento instó a la Junta a exigirle al Gobierno central que deje sin efecto la última orden del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico sobre la inclusión del lobo en el listado de especies silvestres en régimen de protección especial (Lespre) y del catálogo de especies amenazadas, al menos hasta que se resuelvan los recursos de las comunidades autónomas y las organizaciones agrarias profesionales, así como actualizar el nuevo censo poblacional del lobo.

El portavoz de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio del Grupo Popular, David Fernández, lamentó el cambio “tan radical” del Gobierno central en la gestión del lobo frente a la buena actuación al norte del Duero por parte de la Junta en Castilla y León, con un crecimiento sostenido de la especie y su expansión a otros territorios así como lograr un bajo nivel de daños. “Deben tomar nota los que solo pisan el asfalto y la moqueta de ciudad”, aseveró.

A su juicio, la política defendida por el PSOE y Unidas Podemos no beneficia la ganadería intensiva ni extensiva, por los daños que causa el lobo. Además, les acusó de ser “corresponsables de acelerar la despoblación donde vive el lobo”, sin olvidar que tampoco beneficia al medio ambiente porque el ganado hace su función para mantener limpios los bosques. Por otro lado, alertó que la restricción total del lobo tampoco beneficia al propio lobo ya que implica crecimiento del furtivismo, el aumento de las enfermedades y degrada la existencia de la especie.

Fernández justificó que el lobo es una especie en un “estado de conservación favorable” al precisar que de las 125 manadas existentes en Castilla y León en 1988 se pasó a 149 manadas en 2000 y a 179 en 2013, lo que refleja un incremento del 43 por ciento en 25 años.